sábado, 1 de junio de 2013

Drama II: Un objeto, una gran historia

Novena clase. Segunda parte de drama, como en el teatro,  hay espectadores y actores, esta vez en vez de ser protagonista fui una espectadora más de esta forma tan antigua de teatro, donde el fin es la catarsis, la liberación del alma y el espíritu.  La semana anterior era escoger a alguien que hubiera cambiado nuestra vida, que nos hubiese marcado, esta vez cada uno de los participantes tenía que llevar un objeto que fuese significativo para cada uno, algo de lo cual no desharían jamás. Había de todo entre los objetos, cada uno con su historia y sus sentimientos, los dispusieron en círculo y luego cada uno contó por qué era significativo aquel objeto. La parte difícil era deshacerse de aquel objeto preciado, un acto de desprendimiento (simbólico, por supuesto) en el cual cada uno de los que participaron del círculo le regalaba su objeto a quien quisiera, pero con la condición de que también estuviese dentro del círculo. Compartir la intimidad con otra persona es un gran paso dentro de las relaciones humanas, compartir los secretos o siquiera un objeto preciado es algo que quizás nos hace más personas, más un todo que un ser individual, lo hacemos a diario, pero hasta que no se dan estas instancias uno no se da cuenta del valor que pueden tener el regalar, los sentimientos que ponemos dentro de esos objetos... Personalmente, yo no pude pensar en algún objeto realmente significativo para mí, pero me sentí identificada con las palabras de una de mis compañeras y casualmente una amiga; dijo que ella no se aferraba a las cosas materiales, porque prefería darse a si misma (no fueron las palabras exactas... es que me falla la memoria) y en que al final, eran sus  recuerdos su posesión más valiosa, pues yo pienso igual, mis recuerdos son mi tesoro y por ende temo perderlos, reflexioné mucho acerca de eso durante la actividad, mientras escuchaba a los demás contar sus historias, algunas largas, otras cortas, algunas alegres, tristes o ambas, cada uno tuvo la oportunidad de abrir su corazón.

Por segunda vez me quedé con la agradable sensación de que estoy rodeada de personas especiales, de que ellos son los compañeros con los que tengo que estar y no otros, de que cada uno es alguien hermoso tanto por dentro como por fuera, me encanta ese ambiente cálido, ese ambiente cariñoso y seguro que se genera con ustedes (y ahora me dirijo directamente a ustedes, compañeriTOs), el tiempo se me ha hecho largo, pero de una buena manera, siento que en vez de llevar un par de meses, llevase miles de años e insistiré en esa idea siempre, porque que el tiempo se alargue cuando estás feliz es algo magnifico, es mejor que qué se pase rápido y uno no sé de cuenta ó peor que se pase mal y cada segundo pese como castigo. Pero tengo la fortuna de tenerlos  y sé que son buenas personas y que puedo contar con ustedes, siempre.