lunes, 27 de mayo de 2013

Drama I: Con un papel y cinta adhesiva...

Octava clase. Una muy especial. Nos pidieron que lleváramos diarios, muchos diarios, como siempre me invadía la curiosidad por saber que haríamos. El profesor Félix pidió a un pequeño grupo de mis compañeros (entre los cuales estaba yo) que pensáramos en una persona que hubiese sido trascendental en nuestras vidas, que nos hubiese cambiado y marcado y que pensáramos en la conexión que teníamos con ella y que luego con el papel de diario y un poco cinta adhesiva hiciéramos un objeto que representara a esa persona. Nos pusimos manos a la obra en un cierto silencio, personalmente, se me pasaron muchas personas por la mente pero finalmente escogí a mi hermana pequeña, y el objeto que la representaba no tuve que pensarlo mucho, así que me puse a crear una cinta como las que usan las cheerleaders. Ahora que llego a casa me doy cuenta de que en realidad se parecía más al moño de minnie que a sus cintas, pero bueno...
Cuando acabamos luego de un rato, el profesor dio el pase a los otros compañeros para que tomasen las fotografías pertinentes que luego usaríamos para crear esta entrada, y nos pidió a quienes teníamos nuestros objetos de papel en las manos que siguiéramos
 pensando en la conexión con la persona escogida.
Nos volvimos a sentar todos más cerca que antes y con las luces apagadas y cada uno contó por qué escogió a aquella persona especial, que no en todos los casos fue algún familiar o amigo, sino que también escritores o personas con una cierta divinidad. Fue un momento muy íntimo para todos, porque no es fácil confiar en cualquier persona para contarle aquellas cosas que te duelen, que temes o incluso aquellas cosas que te hacen muy feliz, y como terapeutas debemos ser capaces de entregar aquella confianza que nos permita acercarnos a nuestros usuarios y establecer aquella conexión que hará que podamos ayudarlos con sus problemas de una manera mucho más eficaz. Creo que ese ambiente de confianza se logró, cada uno abrió su corazón; algunos para hablar, y otros para escuchar y comprender. En aquel momento casi mágico, me sentí como en mi hogar, como en el lugar en el que de verdad quiero estar, con estos compañeros a quienes conocí hace tan poco, pero a los que les tengo un cariño enorme y siento que el tiempo se ha pasado lento y se me hace como si llevara años en esta linda carrera en vez de un par de meses. Me fui de la clase con una sensación de calidez y de pertenencia que no sentía hace mucho con otras personas que no fueran de mi familia.

Me siento muy bien al saber que existe un grupo de personas que pueden generar esa conexión tan fuerte, esa sensación tan agradable, tan imprescindible en el ser humano. Soy afortunada de saber que mis próximos compañeros de trabajo, mis amigos, mi nueva familia, son realmente valiosos y que con ellos jamás me sentiré sola.

sábado, 18 de mayo de 2013

Movimento creativo II : Muevete un poquito... express yourself



Primero debo decir que en mi opinión personal, esta ha sido mi clase favorita. Hoy al igual que la clase anterior continuamos trabajando con el movimiento creativo; trabajamos con la expresión corporal y la gestualidad sin palabras a través del ritmo. Hicimos un calentamiento previo, y luego nos dividimos en tres grupos a los que se les asignaron distintas tareas. Yo me quedé con el grupo más grande y la actividad propuesta fue improvisar de acuerdo a todo lo que habíamos aprendido la clase anterior. En principio la idea de dejarlo fluir todo era algo aterradora, pero no faltó aquel valiente que comenzó con la actividad e hizo todo más sencillo. Me recordó mucho a una actividad que realizo con mis compañeras de danza árabe, llamado afrodita, donde una de las bailarinas sale a danzar improvisadamente, luego llegado un momento se queda como estatua y otra baila a su alrededor, interactuando con ella, para luego bailar juntas y terminar como estatuas otra vez, integrándose otra que baila a su alrededor y así sucesivamente... La dinámica aquí era la misma, sólo que, por supuesto debíamos movernos al ritmo de la música y con otro tipo de movimientos. Fue una actividad muy liberadora y relajante, nos reímos mucho y pudimos interactuar de una manera diferente, sin palabras, más que las risas, haciendo caras, arrastrándonos por el s

uelo, girando saltando, volviendo un poco a la infancia donde la vergüenza no es un problema. Cuando ya todos estábamos dentro del grupo, tuvimos que formar una máquina con sus respectivos sonidos, cada uno haciendo el suyo, tratando de lograr una armonía con el movimiento al compás de la música.
Luego nos tocó a nosotros observar el trabajo de los otros dos grupos. Uno de ellos trabajó con las máscaras que anteriormente creamos, también trabajaron con el movimiento incluyendo las máscaras dentro de él, una pequeña representación teatral, un “brujo” que despertaba a cada uno con su máscara, para poder moverse al ritmo de la música y luego volverlos a dormir.
Para finalizar la clase, nos relajamos escuchando al último grupo, que hizo sonidos, música con distintos instrumentos, algunos convencionales y otros no tanto, se movían alrededor de la sala haciendo sonidos al compás de un tambor, creando distintas melodías, inundando el espacio con la música, fue una experiencia muy evocadora y relajante; el sonido provenía de todas partes y cada uno muy diferente al otro, creando sonidos armoniosos entre si. Fue algo maravilloso, porque el hecho de estar en una posición relajada y con los ojos cerrados, hacía que la experiencia fuera totalmente diferente, dejando de lado la vista, los sonidos penetraban con mayor intensidad en los oídos, relajando completamente.
El movimiento es fuente de expresión, la comunicación sin palabras es rica en todos los sentidos, tiene algo muy especial que la comunicación no verbal no logra expresar por si sola: Dice todo de nosotros, quienes somos y como somos. Esa capacidad que tenemos como seres humanos de comunicarnos debe ser aprovechada en todos los sentidos

viernes, 10 de mayo de 2013

Movimiento creativo I : Salúdame así, con una sonrisa



Sexta clase.  “Movimiento creativo”, se leía en el programa y la verdad es que no podía evitar imaginar que en esta clase bailaríamos, quizás un poco de pantomima o de improvisación o algo así, pero la verdad es que me equivoqué casi totalmente. Nuevamente, entramos a una Brígida Flores vacía, sin sillas, con un equipo de música dispuesto en el lugar donde se pasean los profesores mientras hacen clases y, como es habitual, el barullo llenaba el salón, se podía sentir la expectativa a una nueva clase de estrategias. Como siempre también, costó silenciarnos y ponernos manos a la obra. Primero hicimos un pequeño calentamiento, nos pusimos en parejas y por medio de las indicaciones de la profesora Erna, comenzamos a movernos como ellas nos pedía, nos reímos muchísimo. Luego comenzamos a caminar por alrededor del salón y recordé mi época en el taller de teatro del colegio, donde ese ejercicio de caminata de concentración era habito en cada clase, luego nos pidieron que cada vez que nos topáramos con alguien nos saludáramos, sin hablar, tomando la mano, o los codos, o hasta la oreja, chocando con los hombros o la cadera,  siempre mirándonos a los ojos y sonriendo con cariño, fue un ejercicio un poco extraño a mi parecer,  pero necesario creo, las personas, por lo general nunca nos miramos a los ojos o nos dedicamos una sonrisa, siempre pasamos, sin ver nada en el otro y, particularmente ver en sus ojos el mundo y la dimensión que se encuentra en ellos, fue una experiencia energizante y no exenta de risas. Casi finalizando la clase nos volvimos a juntar en parejas, espalda con espalda y mientras la profesora nos indicaba una emoción o sentimiento teníamos que con nuestra espalda expresar alegría, enojo, tristeza, cariño, etc. Fue algo extraño, no es fácil hablar con la espalda, pero ahí uno se da cuenta de que todo el cuerpo habla, la comunicación sin palabras es bellísima y aun más si utilizamos todo el cuerpo para ello. El hablar no lo es todo y siento que nos divide, con sus 
idiomas diferentes. En cambio, una sonrisa, un gesto, una mirada, son un código universal, que no cambia demasiado de una cultura a otra y que son importantísimos a la hora de comunicarse, porque no somos lo que decimos, sino lo que expresamos al decir con cada parte de nuestro cuerpo.

Quiero hablar de algo que, personalmente, me apasiona mucho y que pienso usar sus beneficios en mi trabajo de terapeuta y esa es la danza del vientre, hoy en día con cientos de variantes. Se relaciona mucho con el movimiento, la danza del vientre ocupa cada parte del cuerpo para ir al ritmo de la música, cada parte del cuerpo se mueve al ritmo, dándole otro sentido a la danza. A mi me ha servido muchísimo, me ha infundido confianza, me ha ayudado a quererme tal como soy y a expresar por medio del cuerpo lo que no sé decir con las palabras.





jueves, 2 de mayo de 2013

Máscaras II: Pintando y creando :)

Quinta clase. Llegaba la segunda parte (y final) de la creación de nuestras máscaras, era la hora de pintarlas y adornarlas, como es costumbre, olvidé algo en mi casa y, lamentablemente, fueron los adornos que podía utilizar para crear mi máscara y no sólo pintarla. Pero como ya no había llevado materiales (y mis amigos tampoco) comenzamos a trabajar con témperas, no antes, por supuesto de reírnos con bastantes ganas de las máscaras de algunos de nosotros que, por la inexperiencia de quien se las hizo, quedaron bastante deformes... y eso era algo que un poco de lija y pasta muro no podrían arreglar jamás. Pero ya que había que trabajar nos pusimos manos a la obra. Pinté mi máscara, debo admitir, con muy poco esmero, quería hacer algo bonito, pero no me sentía inspirada y sentía que no tenía todos los implementos para hacer que se viera bien, o más que eso, que se viera como yo quería. Ahora les mostraré el antes y el después (después de que decidiera pintarla blanca otra vez, hacerle ojos y otras modificaciones menores):
Después
Antes
El después me gusta mucho más, me hizo quedar conforme, me inspiré en un artísta bielorruso llamado Leonid Afremov que tiene ese estilo de “trazo” para pintar, sus obras son mis favoritas, me recuerdan a las de Van Gogh un poco, con esa forma un poco redonda y saturada de color que tienen (quizás estoy muy equivocada en la comparación pero cuando pienso en Leonid Afremov no puedo evitar pensar en Van Gogh también).

Ya con mi máscara terminada no puedo evitar pensar en lo relajante que fue, en lo motivador y entrenido que fue su creación y creo que, como futura terapeuta, es una buena forma de intervención, quizás como un tipo de ergoterapia, según los artículos que he tenido la oportunidad de leer, la pintura es muy beneficiosa para tratar a los usuarios sobretodo en el área de salud mental, ya que no solo los ayuda a mejorar sus capacidades creativas y darles una oportunidad de plasmar parte de sus vivencias y su universo tan desconocido como incomprendido por el resto de la humanidad, sino también es útil a los profesionales que tratan a estos pacientes, ya que a través de sus obras se puede monitorear lo que sucede dentro de la mente de los usuarios y así ayudarlos de forma más íntegra. Además de eso, la pintura les ayuda a mejorar su estado psíquico, su ánimo y disminuir la necesidad de fármacos, lo que son mejoras notables. Mirando las ergoterapias no sólo como la pintura, también están las manualidades, como la bisutería, carpintería ( o incluso crear máscaras con un poquito de yeso) son una buena oportunidad para tratar a personas con deficiencias en su motricidad, con problemas de aprendizaje, entre otros. Como dijo el profesor Zabala: “Cualquier cosa puede ser terapia ocupacional” y yo le creo, es sólo mantener la mente abierta y pensar distinto, con sólo un poquito de creatividad podemos lograr grandes cosas.